BOGOTA, Colombia (AP) — El presidente Juan Manuel Santos mantuvo su tradicional hermetismo y declinó el miércoles comentar si su gobierno adelanta contactos para establecer una eventual mesa de negociaciones de paz con las guerrillas del ELN, la segunda fuerza insurgente colombiana, y que ha dicho incluso tener lista su delegación para iniciar las gestiones.
«Nosotros hemos entendido que cualquier acercamiento con cualquiera de los grupos (armados ilegales) tiene que estar regido por una serie de principios; uno de esos principios es la discreción», dijo Santos en declaraciones divulgadas por la presidencia desde Lisboa, donde el mandatario cumple una visita oficial de dos días.
El presidente ha sostenido que una parte clave del éxito para entablar negociaciones de paz es que las partes mantengan la reserva y eviten pronunciamientos públicos que generen malos entendidos y tensiones en el ambiente político y social del país.
El jefe de Estado, que ha conseguido controlar en su administración el flujo de información y mantener el hermetismo sobre sus gestiones de paz, no comentó si ha sostenido o no contactos previos o exploratorios con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en busca de llegar eventualmente a esa mesa de diálogos.
En una carta publicada en su sitio de internet el lunes, el ELN —surgido en 1964 y con unos 3.000 integrantes— anunció que «la delegación del ELN para el diálogo exploratorio con el gobierno está conformada y lista».
Pero Santos replicó en la jornada que «si el ELN quiere algún tipo de acercamiento, tiene que respetar ese principio (de discreción). En su debido momento le responderemos por los canales adecuados, lo peor que podemos hacer es comenzar a responder o a dialogar a través de los medios de comunicación».
Agregó que el eventual diálogo «tiene una serie de principios: el de la discreción, de la seriedad, el principio del realismo, de la eficacia; bajo estos principios, si se desarrollan las conversaciones, pues creemos que tenemos más posibilidades de llegar a un final» satisfactorio.
La administración de Santos llevó de forma secreta por más de un año y medio contactos con las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) hasta que ambas partes anunciaron el 4 de septiembre que estaban listas para sentarse a negociar, primero en la capital noruega de Oslo y después en Cuba.
Desde Bolivia, el presidente Evo Morales llamó a las guerrillas a pactar la paz.
«Quiero saludar los esfuerzos del presidente de Colombia, mi gran deseo es que ojalá puedan llegar a acuerdos importantes para ese país para acabar con algunos violentos que so pretexto de independencia o liberación hacen daño al ser humano, a los derechos humanos», dijo Morales el miércoles en un discurso por el aniversario del ejercito boliviano.
«Aquí en Bolivia hemos aprendido que las revoluciones se hacen con la conciencia del pueblo, con el voto y no con bala», señaló.
No es la primera vez que Morales llama a las FARC a deponer las armas, pero nunca las había tildado de grupo violento.
Delegados de las FARC, surgidas en 1964 y con al menos 8.000 integrantes que la constituye en la mayor fuerza rebelde del país, y del gobierno prevén iniciar su primera ronda de discusiones el 19 de noviembre en La Habana.
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El corresponsal de Associated Press Carlos Valdez, en La Paz, contribuyó a esta información.
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