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¿Hay desencanto entre los chavistas?

por actualidad

CARACAS (AP) — Durante 14 años, Hugo Chávez los cautivó, los inspiró y les hizo creer que era casi su salvador.

Los «chavistas» son el principal sustento del movimiento izquierdista del presidente venezolano y el gran interrogante de cara a las elecciones del próximo domingo, en las que busca otro período de seis años, es si Chávez conserva suficiente apoyo como para contrarrestar el rival más duro que ha enfrentado hasta ahora.

Sus partidarios han estado llenando las calles, luciendo camisetas rojas con la consigna «¡Uh-Ah! ¡Chávez no se va!». Recorren las ciudades en caravanas de motocicletas con carteles atados a los volantes que muestran a un Chávez sonriente. En los actos de campaña, le entregan cartas y las mujeres gritan «¡Chávez, te amo!».

Muchos ven al «Comandante» como un presidente de origen humilde que realmente se preocupa por los pobres. Le agradecen las viviendas públicas que construyó, la expansión de las universidades gratuitas y la creación de tiendas de comestibles estatales que ofrecen productos baratos.

Kengly Sanabria, estudiante de 21 años que está embarazada, lo aplaudió en un acto en la ciudad de Guarenas, en el que se levantó su camiseta roja para mostrar un mensaje escrito en su barriga: «Con Chávez voy seguro».

«Apoyo a Chávez para asegurar el futuro de mi hijo», declaró Sanabria, quien cursa estudios en una universidad pública gratuita y dice que su familia jamás habría podido costear una matrícula. Compra en una tienda estatal, va a una clínica de salud abierta por el gobierno de Chávez y está tratando de conseguir una vivienda pública.

«Pienso que la gente lo va a apoyar por la cantidad de beneficios», comentó la mujer, que lucía aros con la imagen de un Chávez joven y sonriente. «Tenemos un futuro seguro con Chávez».

Esos sectores no conciben la derrota de su líder a manos de un rival más joven, Henrique Capriles, que según las encuestas presenta al reto más fuerte que jamás ha enfrentado Chávez en unos comicios.

Algunas encuestas recientes le dan a Chávez una ventaja de 10 puntos porcentuales sobre su rival, mientras que otros dicen que los dos candidatos están parejos.

Los crímenes violentos, una inflación del 18% y acusaciones de corrupción e ineficacia gubernamental han afectado el caudal político de Chávez. Las elecciones revelarán cuántos partidarios tiene y si conserva la fidelidad de sus electores.

EL TOQUE DISTINTIVO DE CHÁVEZ

Chávez es un experto en el arte de las campañas políticas. Toma en sus brazos a los niños y mira a los ojos a sus partidarios al tiempo que saluda a la multitud. A veces recuerda los rostros y se dirige a la gente por su nombre.

Les dice «¡Hola compadre!» y «Dios te bendiga!» con una energía contagiosa.

Pese a batallar contra un cáncer por más de un año, Chávez, de 58 años, lució vital y fuerte en la recta final de la campaña, sudando profusamente bajo el intenso calor durante recorridos por los llanos donde nació.

«¿Cómo están ustedes?», preguntó mientras caminaba por su ciudad natal, Sabaneta. «Llovió un poco esta mañana, ¿no? Pero amaneció el día bonito. Mira como sopla la brisa en estas sabanas».

La gente respondió coreando su nombre entusiastamente y mostrando fotos del líder.

Entre acto y acto, cientos de personas acompañaban corriendo el jeep rojo en el que Chávez iba de un lugar a otro, saludando parado a sus partidarios. Detrás lo seguían admiradores en motocicletas.

Los actos de Chávez se convierten en verdaderas fiestas cuando el mandatario sube al escenario, baila al compás de la música de las bandas y entona el jingle de su campaña, «¡Chávez corazón del pueblo!»

En cada parada, Chávez insiste en que solo su movimiento socialista puede garantizar estabilidad y los beneficios para los pobres y la clase obrera. Después de todo, el índice de pobreza según cifras oficiales bajó del 50% de 1999 al 32% del año pasado debido a un auge económico generado por las ventas del petróleo y también a los programas de asistencia del gobierno.

El gobierno asegura que ha invertido más de 300.000 millones de dólares en el «desarrollo social», incluida salud y educación. Médicos cubanos ofrecen tratamientos gratis en clínicas barriales y la matriculación en las universidades aumentó de los 894.000 estudiantes del 200 a los 2,3 millones del 2010.

«¿Quién es el candidato del pueblo? ¡Chávez!», afirma hasta el cansancio. Dice que su rival es «el candidato de los grandes ricachones», «el candidato del pasado» y «el candidato del imperio yanqui», y asegura que Capriles acabaría con numerosos programas sociales de ser elegido, algo que el candidato opositor niega.

«Como no les he fallado en estos 14 años les prometo que tampoco les fallaré el próximo período presidencial», expresó entre aplausos en el acto de Guarenas. «Chávez no miente, Chávez no se vende, Chávez es el pueblo, Chávez es la verdad, Chávez son ustedes, somos todos».

«Con este gobierno, tuve la buena oportunidad de sacar mi bachillerato», comentó María Virguez, una ama de casa de 60 años que sostenía una biografía de Chávez que estaban distribuyendo en una plaza de Caracas. «El pueblo está con Chávez. Esperamos una victoria contundente».

«Es la vida de nuestro comandante. Es una persona pobre, una persona muy humilde. El es un hombre muy humano. Ha despertado el pueblo», añadió. «Está en juego todo, la democracia, el futuro del país. Si perdemos a Chávez, retrocede el país.»

CHAVISMO VULNERABLE

Esta vez el show de Chávez muestra fisuras.

Chávez ha perdido popularidad desde el 2006, en que fue reelegido por segunda vez con el 63% de los votos. Conserva generalmente más respaldo en el campo y ciudades medianas, pero en las ciudades grandes Capriles recaba cada vez más apoyo.

Capriles, un ex gobernador estatal de 40 años, ha ganado adeptos comprometiéndose a combatir la violencia, apagones esporádicos, la corrupción y a mejorar los servicios públicos, que no están bien administrados. El candidato opositor ha logrado poner a Chávez a la defensiva y el mandatario reconoce que hay algunos problemas y promete resolverlos.

Hablando ante una multitud en la ciudad oriental de Maturín, Chávez dijo: «Alguna gente pudiera estar inconforme por fallas de nuestro gobierno, que no arreglaron la calle, que no llegó la luz, que se fue el agua, que no conseguía empleo, que no me han dado mi casa. Eso podrá ser cierto en muchos casos y yo asumo la autocrítica del gobierno revolucionario».

«Pero bueno, de todos modos lo que está en juego el 7 de octubre no es si asfaltaron o no la calle. ¡No! Lo que está en juego es mucho más que eso camaradas, nos estamos jugando la vida de la Patria el 7 de octubre», agregó.

La conexión visceral que tiene Chávez con sus partidarios le ha permitido crear un movimiento único, el «chavismo», que incorpora influencias de distintos líderes latinoamericanos del presente y del pasado, como el héroe de la independencia Simón Bolívar, Fidel Castro, el general peruano Juan Velasco y el argentino Juan Domingo Perón.

Como los caudillos clásicos de América Latina, Chávez se presenta como un protector de los pobres que combate a las elites responsables de la desigualdad que impera en el continente. Dice que está construyendo un nuevo tipo de «socialismo del siglo XXI» y que la supervivencia de su movimiento depende en buena medida de la votación del domingo.

Entre quienes lo alentaban en el acto de Guarenas figuró Jovahana Rivas, una farmaceuta que dice ser «cien por ciento chavista» y quien pronostica que más de la mitad del país apoyará al presidente.

Su hermana melliza Belkis no está de acuerdo. Cuenta que votó por Chávez en las últimas tres elecciones, pero que ya no cree que sea capaz de gobernar bien el país.

«Las ideas que tiene son buenas, pero su equipo de trabajo no hace las cosas que él quiere», sostuvo Belkis Rivas. Opinó que la creciente tasa de homicidios –de las más altas del mundo– revela que las políticas del gobierno no están funcionando. Un sobrino suyo fue asesinado el año pasado.

Belkis Rivas también se quejó de la economía y de las expropiaciones de algunas empresas privadas. «Todas esas situaciones hicieron que yo volteara la página», comentó.

Los muros de su barrio están cubiertos por carteles que dicen «Yo voto por Chávez». Pero un chavista que se había ubicado el techo de una vivienda mostró un cartel que reflejó el malestar de algunos partidarios del mandatario. «Chávez, aún te queremos, pero sacúdete a los doble cara».

CAPRILES SE LE PLANTA A GOLIAT

En las calles de Caracas hay gran demanda de las gorras de béisbol con los colores amarillo, azul y rojo de la bandera venezolana, las cuales son asociadas con la campaña de Capriles. Para los «caprilistas», representan el cambio.

Los propios chavistas admiten que el presidente tiene muchas ventajas en la contienda presidencial, que Capriles describe como una batalla entre David y Goliat.

De los 18,9 millones de votantes empadronados, unos 2,4 millones trabajan para el gobierno. Varios millones más se benefician de los programas sociales, que el gobierno financia con los ingresos del petróleo.

Las autoridades dicen que el año pasado más de 3 millones de personas se inscribieron para recibir viviendas públicas. Chávez dice que su gobierno construyó más de 250.000 viviendas en los dos últimos años. La oposición afirma que esas cifras son exageradas, pero la ilusión de recibir una vivienda gratis puede ser un poderoso incentivo para algunos votantes.

Capriles le ha estado diciendo a la gente que Chávez no ha sabido resolver los problemas del país y asegura que no hay un conflicto entre izquierda y derecha, como sostienen el presidente, sino una opción entre progreso y estancamiento.

Sus partidarios bailan en sus actos al compás de su tema de campaña, «Hay un camino».

En una muestra de la popularidad de Capriles, su acto del domingo pasado en Caracas fue la movilización más grande que logra la oposición en una década. La concentración abarrotó la principal arteria capitalina, la Avenida Bolívar.

«Yo preguntaré ¿qué ha hecho el socialismo del siglo XXI por Caracas?», dijo Capriles, quien fue ovacionado.

«¿Saben cuál es la ideología?», preguntó. «Superar la pobreza, tener empleo, no tener violencia, invertir los recursos que son de los venezolanos aquí para generarles oportunidades».

La permanencia de Chávez en el palacio de Miraflores podría depender de cuánta gente sigue creyendo en él. Capriles espera que no mucha. En su discurso a la nación, el líder opositor dijo: «El que hoy está en Miraflores defraudó al pueblo venezolano».

Luego de casi 14 años en el gobierno, Chávez goza de la lealtad de millones de partidarios. Pero igual que Belkis Rivas, muchos se han pasado al bando de Capriles y el gobernante podría perder las elecciones. El domingo se sabrá cuántos venezolanos siguen creyendo en las promesas de Chávez.

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El fotógrafo de la Associated Press Rodrigo Abd colaboró en este despacho.

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Ian James está en Twitter como http://twitter.com/ianjamesap

 
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