Miami.- Monseñor Eduardo García, Obispo de San Justo (Argentina) y quien fuera amigo y cercano colaborador de Jorge Bergoglio por más de tres décadas, conversó este lunes con Julio Bevione en el programa «Al Final del Día» de Actualidad Radio, compartiendo su visión sobre el Papa Francisco.
Recordando su larga relación, Monseñor García describió a Bergoglio antes de ser Papa como «prácticamente una figura desconocida pero con una cercanía silenciosa». Aseguró que, a pesar de su rol, Francisco siempre manifestó «la necesidad de una vida digna para todos los hijos de Dios» y mantuvo su esencia sencilla y cálida.
Para Monseñor García, el Papa Francisco «deja una marca importante de radicalidad evangélica y realidad». En contraste con una «iglesia ostentosa», destacó que Bergoglio «hizo lo contrario, volver al evangelio». Define su legado como el de «una iglesia abierta, cercana a la gente, una iglesia que recibe a todos», no reservada para «algunos perfectos sino de aquellos de buena voluntad que son amados por Dios».
Respecto a la compleja relación con sectores de su Argentina natal, García comentó (entre risas) que «nadie es profeta en su tierra» y a veces «no le perdonan al Papa ser Papa». Consideró injusto intentar politizar su figura, afirmando que «el Papa tiene sobre sus hombros el mundo». No obstante, enfatizó que «en el pueblo sencillo, el Papa es amado profundamente».
Al ser consultado sobre el futuro de la Iglesia Católica, Monseñor García advirtió: «Si la iglesia no avanza en este rumbo [de apertura y cercanía impulsado por Francisco] y retrocede a un modo tradicional y conservador, corremos el riesgo de que decrezca el evangelio de Jesús».