“Con mi familia nos fuimos en un crucero el 24 de diciembre desde Fort Lauderdale y cuál no sería nuestra sorpresa el domingo 25 de diciembre a las 9 y treinta de la mañana dice el capitán del barco que nos íbamos a para porque nos habíamos encontrado con unos balseros”.
“Todo el mundo se quedó atónito ante aquella posibilidad, porque incluso muchas veces habíamos ido y dijimos si nos encontráramos unos balseros qué sucedería, porque es muy diferente lo que uno lee, lo que uno escucha, lo que ve en las noticias a la posibilidad real de tener esas personas ahí, frente a ti en medio de la nada. Eran 12 personas en una balsa muy rústica, apenas cabían unos al ladito de otros. Era una señora con once señores más».
“Las autoridades del crucero tienen la orientación de no poderlos dejar, ellos le prestan auxilio, comida, agua, la posibilidad de subirlos al crucero. Si ellos no quieren, no los pueden obligar, pero tampoco podemos seguir el recorrido que teníamos, ellos fueron todo el tiempo al lado de aquellos balseros que dijeron que no querían subir, ellos querían llegar a tierras de libertad. Entonces el crucero los fue escoltando hasta que pasaron 3, 4 horas, las condiciones del tiempo se fueron agravando, entonces ellos decidieron pedir ayuda con unos pañuelos, el agua ya les estaba entrando en la balsa. Entonces fue que se llamó a las autoridades cubanas, me imagino, y al Coast Guard de Estados Unidos y entonces explicaron que íbamos a estar todo el tiempo al lado de ellos hasta que llegaran a recogerlos”.
